lunes, 3 de enero de 2011

Victoria con algunos peros, victoria al fin



El festejo fue justificado. Costó dos años y medio construirlo y llegó en la última semana de 2010. Fue, está claro, con la impensada y momentánea "ayuda" de algunos que mañana seguramente, porque así lo anuncian, jugarán de otra manera. Aun así, sería injusto no resaltar el esfuerzo de las asambleas vecinales, grupos pequeños de vecinos consecuentes, movidos por la defensa de la costa, de la selva marginal y no de los grandes negocios, que supieron ir juntando en sus reclamos el apoyo de un abanico heterogéneo de fuerzas políticas, sindicales y sociales, que se expresó en el concejo deliberante cuando se cayó la sesión extraordinaria. Los grandes negocios, claro está, de los pulpos de siempre, los defienden los concejales del “proyecto nacional y popular” en alianza con los del PRO macrista.

Quienes en realidad están respondiendo a los designios del grupo económico más importante del país - cuya historia de complicidades genocidas y neoliberales ya fue contada una y mil veces - no creen en que el Estado pueda generar una intervención mejor sobre esa franja costera. Entonces, sostienen por lo bajo que es mejor que se haga el proyecto tipo Puerto Madero antes de que esa franja de tierra se convierta en un asentamiento. No se sienten capaces, no quieren o no les interesa instalar la posibilidad de una salida distinta y debatirla con la comunidad. Como el estado no puede hay que entregárselo al sector privado y que esta decida que hace. No es raro entonces que tengan como aliados a los ediles del PRO, tanto en Quilmes como en Avellaneda.

La defensa del medio ambiente debiera ser una “cuestión de Estado” como alguna vez dijo un presidente que tampoco lo cumplió cuando podía. Se trata del futuro, no de una cuestión de “diez loquitos” o del “snobismo verde” como propalan quienes votan para la familia Rocca sin despeinarse. Los necesarios “puestos de trabajo” a los que se alude no pueden estar por encima de todo. Muchas actividades generan puestos de trabajo, pero no todas son beneficiosas para la comunidad en su conjunto. Lo mismo vale para aquellos que eligen el aumento de la recaudación impositiva como argumento. Ambos aspectos pueden ponerse a debate. Para dar un ejemplo contundente y polémico: si el trabajo y la recaudación fueran los únicos ejes de importancia para el Estado, habría que legalizar el narcotráfico y de paso cobrarle impuestos.

Es cierto Puerto Madero, al que se alude para defender a “Nuevo Costa del Plata”, debe generar unos miles de puestos de trabajo, pero esa cualidad no es lo único que lo define. En país y una ciudad con altos índices de pobreza y una fuerte crisis habitacional, es un monumento vivo a la desigualdad, representa una manera elitista de entender el progreso, donde se lo advierte solo si los sectores acomodados disfrutan de un mejor estándar de vida. Sin trazar un análisis demasiado teórico, con solo mirar, puede decirse que es una injusta apropiación del espacio público por parte de las clases dominantes.

Unos – pocos- viven como en Miami y otros muchos se arreglan con los cartones que encuentran. Tendencia que se profundizará si se amplía ese proyecto a la costa del conurbano sur. Resulta lógico que los representantes del jefe de gobierno porteño en nuestro distrito estén a favor del Puerto Madero sureño. Pero el discurso que sostienen desde el oficialismo nacional, espacio político con el que se identifica profundamente la gestión municipal de Francisco Gutiérrez es al menos contradictorio con esos argumentos. Eso explica que se quiera aprobar el proyecto a escondidas y algunas de las increíbles reacciones en el recinto.

Las disputas electorales, las internas políticas, las especulaciones y, bueno es reconocerlo, la coherencia de algunos de los bloques en su negativa con el proyecto hicieron posible esta victoria, que no se hubiera dado, a no dudarlo, sin las caminatas por la costa, las movilizaciones y actividades de difusión y juntadas de firma en Quilmes, las asambleas, los afiches, los escraches, en fin, si no hubiera vecinos, organizaciones, fuerzas políticas, militancia dedicada a que Techint no se lleve puesta la tierra que es de todos. Esta vez, las circunstancias nos sonrieron. Como se dijo en la acalorada e improvisada asamblea en la puerta de la municipalidad tras la sesión sin quórum, no es cuestión de aflojar ahora.

fuente: blog de la CTA Quilmes.

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