Domingo caluroso y de proyecciones de luchas ambientales en apoyo a la toma del Instituto de Arte Cinematografico de Avellaneda (IDAC). Primero se pasa el documental “Contaminación urbano-industrial y déficit de vivienda en el Arroyo Sarandí”. Luego es el turno del corto de terror-ficción “Corina mutante” guionado y actuado por vecinos del arroyo con el apoyo de la productora independiente COSAMOSTRA y de la Asociación Vecinos de Villa Corina por un futuro mejor. A continuación, los estudiantes del IDAC comparten sus impresiones y que piensan acerca de realizar colectivamente una ficción que aborde la toma de una institución de educación pública:
Emiliano Vega es de Mendoza y hace cuatro años que vino a Buenos Aires y terminó estudiando en el IDAC: “No soy de ver mucho cine de terror ni de zombis, no es el tipo de cine que prefiero pero me gusta mucho la idea y ver los dos cortos juntos (documental y ficción) y el backstage donde la gente le pone una sonrisa a la problemática me parece que es como muy positivo. Me pareció una manera muy original de salir para afuera que era un poco lo que explicaban de abrirle la cabeza a la gente. Es completamente efectivo. Verlo como futuro realizador cinematográfico que estoy estudiando ficción, no documental, me pareció muy interesante la idea de que los vecinos armen el guión y uno quizás coordinar o compartir con los vecinos esa experiencia cobra otro sentido. También la ficción, o la no-ficción, o la realidad ficcionalizada que nos están mostrando, me imagino que para los vecinos también debe haber sido una manera de catarsis por un lado y de vuelta de rosca también para el problema que nos cuentan, son cosas jodidas, los nenes se enferman, gente que la está pasando realmente muy mal y es como una voluntad muy grande la de querer hacer cosas activas por la positiva del problema y no quedarse encerrados. No creo que sea difícil hacer una ficción de la toma del IDAC, es cuestión de organizarlo nada más, creo que ganas, hay. Estamos haciendo como muchas cosas todo el tiempo. Creo que es una buena idea para laburarlo, de hacer lo mismo con la problemática de acá como lo hicieron en CORINA MUTANTE.”
Michu está en el patio de piedras junto al árbol, detrás de ella está la bandera del IDAC en lucha: “El primer documental estuvo buenísimo porque es lo directo, con los vecinos. En el segundo, rescato la idea, desde dónde se paran para hacer lo que hicieron. Pensando como estudiante de cine está bueno crear esa mentalidad en la otra gente para que piensen por sí sola. La gente es la que decide al guionar, al hacer cada papel suyo. Me parece que se logra y al final el corto es una herramienta para que se cuente lo que pasa. No necesitamos un grupo que piense bien sino que necesitamos pensar todos y por sí solos. Eso ayuda a la construcción de lo colectivo. Es otro mecanismo de comunicación, no es solamente un papel. Ayer cuando terminaba el festival nos sentamos a hacer reflexiones en la cocina tomando unos mates a pensar lo que estamos haciendo y cómo se podía seguir, cómo salir a comunicar, cómo concientizar a la gente de lo que está pasando acá, porque eso es lo que hay que hacer sino no se meten, por el lado artístico eso se puede hacer, es una de las ‘armas’ más fuertes. No puedo pensar de otra forma, no puedo hacer otra cosa que no sea desde el arte. Se crea otro espectador también, otro espectador más consciente. De eso hablábamos con mis compañeros, como que el cine argentino de hoy no sirve, es como para alimentar el ego del artista, como que hago una película porque es lo que a mí me parece. Pero en estos momentos a nivel social, no se puede hacer arte sin concientizar al otro. Como estudiante de cine y ojalá próximamente como cineasta me gustaría que sea así, que el espectador haga la revolución en su propia mente para que active otra cosa, que no sea todo lo mismo.” Con respecto a la ficcion de la toma: “No creo que sea difícil. Ya estamos haciendo un documental con todo lo que pasa dentro de la toma. La toma no es sólo la toma de un instituto de arte porque nos cambian un plan de estudio, la toma es por libertad de expresión, se defiende una forma de idea y eso se fue construyendo. Al principio en las asambleas había como mucha soberbia y a medida que nos fuimos quedando esa soberbia bajó y ahí es cuando se empezó a construir una cosa y ahora somos un pilar, somos una pared fuerte que se sostiene. Luego vinieron de la EMPA, de fotografía, de artes visuales a darnos su apoyo. No creo que sea difícil, lo que hay que hacer es ir y hacerlo. Hacer un guión y decirle a los chicos, acompáñennos en esto porque es una forma de identificarse. En CORINA MUTANTE me siento identificada, en este caso en lo cultural, el documental es acerca de lo primordial, lo primero, lo más primario: la comida y el techo. Desde muy abajo se corta eso, uno lucha por las necesidades básicas y el otro lucha por la libertad que es el arte. Todo es igual en la política, como que los gobiernos alimentan la estupidez, ponen trabas nomás en lugar de darte herramientas para pensar, para que quien no se cuestiona cosas se las empiece a cuestionar o por lo menos que lo ponga en duda.”
Lucas Gerber tiene 18 años y vive en Vicente López: “Me pareció muy fuerte el documental y que la mujer que aparece contando que tenía cáncer luego murió, la chica que estaba al lado mío se puso a llorar. Fue bastante fuerte eso. En cuanto a CORINA MUTANTE, lo disfruté mucho, me gustó que hayan trabajado con los chicos del barrio. Creo que esos chicos no deben tener muchas experiencias de este tipo, debe haber sido una experiencia bastante única para ellos. Viendo el backstage me imagino que se cagaron de risa haciendo el corto. Me gustó mucho la interpretación de Forroresi. Este tipo de cosas se ve bastante, no sé si del estilo que lo pusieron, como una comedia de terror medio rara, no sé si eso se implementa mucho pero me pareció bastante innovador que sea un corto de terror, que jueguen con esto de los zombis, con el maquillaje de los chicos. Lo de la gente que hay veces que te cierra la puerta y te dice ‘andá a trabajar’ eso me pareció que estuvo bueno que lo hayan puesto. Lo disfruté. CORINA MUTANTE me puso a pensar, fui a comprar un cuaderno porque tenía ganas de escribir, hace bastante que no escribía. Se puede llevar hacia algo cómico lo que está pasando en la toma, por ejemplo antes de la proyección estábamos comiendo champiñones, me imaginé mostrar a quienes están en la toma, todos arregladitos, comiendo re-formales. Hacerlo entre todos sería una potencia más que un desafío. A mí me pasa cuando te dicen: ‘vos sos el director, vos das las órdenes, vos sos el que elige’ para mí es como todo muy rígido así, la colectividad está mucho mejor, se tiran ideas y se va formando. Imagino que tuvieron un director en CORINA MUTANTE pero la idea terminó siendo diferente. Arrancás con una idea y la vas transformando con el aporte de cada uno y llegás a algo que les gusta más o menos a todos. No creo que alguien diga: ‘ah, esto no me gusta, no quiero participar’. Termina siendo un trabajo más colectivo, eso es lo que tiene el IDAC, eso es lo que me motivó a anotarme. La ENERC tiene eso de que cada uno tiene su área y no te metés en la otra, está bueno en un sentido porque aprendés específicamente lo que querés pero lo que está bueno del IDAC para mí es que aprendés un poco de todo.”
Martín intenta improvisar unos acordes en el acordeón, es estudiante de la carrera de realización cinematográfica con orientación en cine de ficción. Nos cuenta sus impresiones: “A mi criterio estuvo muy buena. Hay que agradecer el laburo que están haciendo, porque hay mucho que hacer sobre ese tema que me parece que está muy devaluado por parte de los que tienen el poder político y el poder económico. Y que haya gente que está laburando en eso me parece que hay que agradecer. No se puede decir más que eso. El documental que pasaron primero me pareció muy bueno poder darle la voz a gente que no la tiene, me parece algo valioso porque los medios masivos o las películas que salen a la luz, que van a los cines nunca llegan a tomar este tipo de temas, nunca le dan la palabra a la gente que lo vive día a día, que lo sufre día a día. Poder darle un espacio a la gente para que se exprese y cuente su situación, su problemática me parece que es algo valioso. Con respecto a la ficción, me parece buenísimo poder armar algo que muestre una realidad de forma artística, de una forma que pueda llegar. Tal vez un documental hay mucha gente que no lo ve, en cambio una ficción se te hace más amena y a través de ese laburo vos podés transmitir un montón de cosas que por ahí por otros medios se complica mucho más. Es más fácil llegar a la gente a través de un corto como CORINA MUTANTE para contar las problemáticas que están viviendo y poder difundir un tema. Es muy efectivo para la difusión y para abrir un montón de debates a través de esos dos laburos que hicieron. Hay temas, como el del arroyo, que están muy tapados. Yo soy de la zona, conocía el caso, pero lo conocía brevemente y con estos laburos me parece que está bueno, porque te abren un montón de brechas, un montón de puntas para pensar el problema. La ficción de la toma es lo que tenemos que hacer. Ahora estamos produciendo, cuando arrancó la toma como que estábamos un poco quedados porque teníamos muchas cosas para hacer en lo inmediato pero ahora al agarrarle el ritmo estamos empezando a producir que me parece lo más importante. Si vamos a tomar una escuela de cine, tomémosla para hacer cine. Empezamos a hacer charlas, clases públicas, proyecciones con la idea de que gente que no es del instituto venga acá y pueda proyectar sus laburos y ver laburos de otras personas y abrir como una nueva forma de pensar y de hacer el arte. No transmitir desde los regímenes de las corporaciones que lo piensan todo desde la guita sino poder armar otra forma de pensamiento, otra forma de compartir el arte y de hacerlo en conjunto, por eso la propuesta de hacer algo en conjunto me parece que es muy valioso, sobre todo en cine, que tiene una lógica de pensamiento muy vertical, donde hay un director que es el que manda todo, hay un jefe de cada área que manda todo en su área y poder pensar algo más colectivo me parece que es una laburo interesante porque, ya lo demostraron en CORINA MUTANTE y se demuestra en un montón de casos de gente que laburó de forma colectiva una película, un cortometraje o lo que sea y que llega a muy buenos puertos, cuando cuentan que laburaron el guión en conjunto, a hablarlo y pensarlo a mí me parece que eso es clave porque una cabeza piensa por una cabeza pero diez cabezas, veinte cabezas piensan más que una cabeza. Eso es muy interesante y muy enriquecedor de un trabajo.”
Fabio con su mirada firme y su voz tranquila, cuenta: “Yo soy vecino, vivo cerca, más o menos conocía la problemática. Todo lo que tiene que ver con lo audiovisual, básicamente es comunicar. Más allá de las formas, del modo, del tratamiento audiovisual que se le da a lo que se proyecta, es importante que lo que se quiere decir, esté. Me parece que eso está clarísimo y sirve muchísimo para difundir el problema. Es una forma muy piola de difundir el conflicto del Arroyo Sarandí. Lo importante es lo que se quiere transmitir, no importa criticar los modos o las herramientas utilizadas. Lo principal es que lo que se quiere decir, se entienda, que se conozca la problemática y se difunda, con lo cual el resto no tiene demasiado sentido. Creo que se pueden hacer cosas desde la toma y es algo que ya lo empezamos a mover. Estamos filmando todo el tiempo, hacemos cosas un poco para no volverse locos al estar acá todo el día. Una buena manera de nosotros de demostrar a la gente lo que hacemos porque en este caso, la escuela tomada es una escuela de cine, entonces creo que es como una presión, de demostrarle a la gente la capacidad técnica y conceptual que tenemos en la escuela y que se forma gente y que no tiene que cerrar. Hoy estaba medio aburrido y agarré la cámara y empecé a filmar, después justo estaba Emiliano haciendo una canción que quedó muy linda, le pedí si me la regalaba como para ponerla de audio, después estaba Irene que tenía ganas de cantar, de ponerle algo encima y hacemos algo mancomunado e ir armando cosas para la gente y para los demás.”
Rafaela estuvo un tiempo de viaje dejando sus estudios en suspenso pero al volver no dudó en sumarse a la toma. Acerca de los cortos, reflexiona: “Son dos cortos muy diferentes y ambos me parecieron muy buenos. En Corina Mutante vi un par de discontinuidades, capaz que fue a propósito, a mí me hizo un poco de ruido el corte de unas imágenes a otras, puede ser por el estilo del género que era el corto pero estaba muy bueno igual. La narrativa de la planta quedó un poco chica, me pareció un punto re importante, la nena con la planta para tratar la temática de la contaminación. Me gustó que se ficcionalice ese tipo de temática porque generalmente se abordan esos temas desde el documental y hacer un corto ficción de mutantes en ese lugar me pareció genial. El primero trataba sobre entrevistas con los vecinos del lugar, está bastante bien para informarse y ver cómo vive la gente ahí, en lo cotidiano y la dinámica del lugar con la herramienta audiovisual. Una ficción de la toma es muy posible de realizar, más en una toma donde tenemos los elementos, las personas y el tiempo. Tenemos todo a nuestro favor. Estamos haciendo muchísimas producciones. Hay muchas ganas de estar filmando y haciendo cosas.”
Fernanda es concreta en sus palabras: “Me gustaron los dos, son diferentes formas de encarar la problemática. CORINA MUTANTE está buenísima porque engancha desde otro lugar. Es más innovador para el público, estamos acostumbrados a que ese tipo de problemática se encare desde una perspectiva muy seria, desde el formato clásico de documental, como el primero que vimos. Ese tipo de problemáticas, encararlas desde la ficción sorprende un poco al espectador, llama más la atención y te hace involucrarte un poco más quizás con lo que pasa allí. Estamos bombardeados con las noticias, las entrevistas que hacen siempre todos los noticiarios, los medios que por ahí al ver un documental clásico sobre cualquier problemática como que la gente se lo toma como algo normal, en cambio en una ficción donde trabajan niños y gente que está involucrada con el problema y todos se agrupan para poder realizarlo me parece como innovador y no sólo le llegás al espectador. Imagino que a la gente que vivió eso, el hecho de realizar ese cortometraje también le pasaron cosas. No sé si haría una ficción o un documental de la toma, yo lo mezclaría. Por ejemplo el otro día estábamos haciendo un noticiario medio parodia que claramente era una ficción, era actuado, donde los presentadores tenían una estética zapatista y al mismo tiempo se mostraban documentos, situaciones filmadas donde no había nadie actuando de cosas como el festival o cosas cotidianas de cuando comemos o dormimos acá. Esa mezcla está bueno, muestra los dos lados del problema porque si bien es un problema grave y estamos todos acá porque queremos solucionarlo, también surgen cosas lindas y también la pasamos bien en algún punto. Nos conocemos entre nosotros y estamos luchando por la misma causa, es gratificante mostrar eso y la parodia es la mejor forma.
A punto de deleitarse con unos morrones a la parrilla y choripanes, y con música de Pequeña Orquesta Reincidentes de fondo, Irene nos comparte: “Está bueno que los chicos y las chicas que fueron parte de eso puedan contar lo que ellos piensan de una problemática que los atraviesa cercanamente desde un lugar super creativo, distinto a lo que podían hacer cotidianamente o a lo que estamos acostumbrados como hacer un volante para difundir, para comunicar esto que nosotros queremos denunciar o cambiar. Da una vuelta de giro al cómo hay que decir las cosas, a través de la risa, a través de lo bizarro si que quiere, uno puede generar esa conciencia de que hay una problemática y que hay gente dispuesta a poner el cuerpo para cambiarlo, de hecho fue así, pusieron sus cuerpos para cambiarlo, ser maquillados y caminar como mutantes persiguiendo políticos. Se puede hacer una ficción desde la toma, sólo hacen falta ganas y voluntad. Y hacer. La decisión de darle una vuelta a la tuerca y lo hago. Listo. Es así de simple. Hay que poner el cuerpo. Siempre. Y la imaginación como fuente de inspiración para crear una herramienta distinta para poder contar de otros modos lo que nosotros estamos viviendo y sea compartido por otras personas de otra manera.”
Ramiro: “En líneas generales me pareció muy original. Se trata de una ficción hecha por vecinos que cuenta una problemática muy fuerte de una manera muy original. Además el modo de producción con el que se hizo no fue ajeno a la realidad, ya que fue hecho por los vecinos, fue pensado por los vecinos, fue actuado por los vecinos, tiene toda una connotación que le da un peso y seguro los unió bastante a todos ellos. Yo vi el documental, y después la ficción... sólo viendo la ficción no entiendo la problemática de todo, quizá un cartel al final que explique la problemática, con números, las enfermedades que producen, con números, pueden hacer entender en qué contexto están parados, como para que el que lo vea los disfrute y además conozca mejor esa realidad. Técnicamente está filmado de una manera original también, no lo vimos en las mejores condiciones, el sonido por momentos no se entiende, un subtítulo puede ayudar fácilmente. Rescato la originalidad del guión, de tratar una propuesta de manera original, de los chicos que se mueven por la problemática que tanto les afecta y cómo ellos quieren ser parte de ese cambio, mostrando los chicos que sufren esa realidad están actuando para cambiarla.”
Con respecto a la ficción que aborde la toma, Ramiro piensa en voz alta: “al ser tantos estando en un ambiente tan horizontal, es un desafío. El cine tiene una forma bien burocrática de trabajar que es beneficiosa desde el punto de vista que lleva a que se concreten diversas ideas pero a veces es contraproducente.”
Terminado el domingo de proyecciones ambientales acerca del Arroyo Sarandí y con el lunes pidiendo entrar a la cancha, comienza una nueva semana en la lucha de los y las estudiantes del IDAC que toman su escuela para rescatarla de la contaminación cultural y el vaciamiento de la industria política.
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