martes, 12 de octubre de 2010

Iniciativa para cambiarle el nombre a la Av. Gral. Roca en el Partido de Avellaneda

Vecinas y vecinos de Avellaneda que participan de un heterogéneo grupo de organizaciones, hemos iniciado una campaña para cambiarle el nombre a la Avenida "General Roca" por el de "Resistencia de los Pueblos Originarios".-

En un nuevo aniversario del comienzo de la masacre contra los habitantes naturales de "América", compartimos el texto del proyecto de ordenanza (a las calles se las nombra o renombra legalmente a través de ordenanzas) e invitamos a quienes se quieran sumarse a firmar el proyecto que será presentado por mesa de entradas del Concejo Deliberante de Avellaneda.

Tal iniciativa pretende reflexionar haciendo una interpretación compleja acerca de los discursos o prácticas que rescatan a ciertos personajes o hechos omitiendo perversamente a otros actores o culturas.-

El General Julio Argentino Roca encabezó en 1879 la mal llamada "campaña del desierto" que consistió en un plan sistemático de eliminación y desplazamiento de los habitantes naturales de las pampas y el sur argentinos, para luego usurpar sus tierras y entregarlas a los amigos del poder.-

Sin anestesia, citemos al General Julio Argentino Roca: "Estamos como nación empeñados en una contienda de razas (...) Destruyamos, pues, moralmente esa raza [la indígena], aniquilemos sus resortes y organización política, desaparezca su orden de tribus y si es necesario divídase la familia. Esta raza quebrada y dispersa, acabará por abrazar la causa de la civilización".

Al existir en avellaneda una avenida designada como "General Roca", se rinde homenaje a un personaje racista, a un discurso racista.-



Esta práctica de exterminio por parte del Estado, era la etapa previa al objetivo de apropiarse de millones de hectáreas para repartir entre las clases dominantes de la época. Lo que sigue es tomado de los fundamentos y considerandos de diferentes ordenanzas que ya han abordado esta temática en otros municipios del país.

En 1813 la Asamblea de dicho año dicta la libertad de vientres de los esclavos, y aprueba ese extraordinario Himno Nacional que contiene el verso "Ved en trono a la noble igualdad". Pero sesenta y seis años después se reimplanta la esclavitud en la Argentina. Y eso lo podemos demostrar a través de todos los avisos de los diarios de Buenos Aires de enero de 1879: “Hoy reparto de indios; a la familia que los requiera se le entregará un indio hombre como peón; una "china" como sirvienta y un "chinito" como mandadero”. Esa fue obra del general Julio Argentino Roca.

La documentación de los diarios está en la Biblioteca Nacional, en el Archivo General de la Nación y, también, en la Biblioteca del Congreso. Allí puede leerse acerca de la llegada de los indios prisioneros: "Cómo lloran las chinas...".

Siempre aparece un término despectivo; en todos los partes de Roca se dice: Hemos tomado mil indios prisioneros y diez mil de chusma. ¿Quiénes eran "la chusma"? Las mujeres, los niños y los ancianos indios; esas personas eran "la chusma" de acuerdo al vocabulario de Roca. Éste en todos sus discursos va a hablar de "los salvajes" y de "los bárbaros"; mientras que San Martín -cuarenta años antes durante su esta emancipadora- definía nuestra relación con los aborígenes como "nuestros paisanos los indios".

Se decía con relación a la distribución de tierras: Se van a repartir 41 millones de hectáreas -esto está en los decretos del presidente Avellaneda por consejo del general Julio Argentino Roca- a 1.137 estancieros. Roca va a dar la Concesión Grünbein por la cual se otorgó a 17 estancieros británicos -ninguno argentino ni de otra nacionalidad- 2 millones de hectáreas en Santa Cruz.

En la ya mencionada Asamblea del año 1813: Castelli escribía el documento de Tiahuanaco en el que señala que …“la Revolución de Mayo también se ha hecho para los pueblos originarios, y que con ellos tenemos que trabajar, aprender de su cultura, repartir lo que nosotros traemos de la sabiduría europea en cuanto a ciencias, y conectarnos con la cultura y al amor a la naturaleza de esos pueblos”.

Cuando en julio de 1878, al hacerse cargo del Ministerio de Guerra y Marina, el general Julio Argentino Roca puso en marcha su plan de exterminio estaba resuelto a terminar con la población indígena del sur para afirmar lo que él denominó la “soberanía nacional”. Fue en ese mismo mes que cada comandante de frontera recibió la orden de invadir las tierras aborígenes. Y Roca usó una palabra que, medio siglo después, utilizarían los nazis y cien años posteriormente, la dictadura argentina: hay que emprender rápidamente una “campaña de limpieza”. La higiénica orden tenía como objetivo avanzar con celeridad hasta la línea del río Negro y, en lo posible, no dejar a nadie con vida. En una carta que, en esos días, Roca le mandó a Adolfo Alsina, su antecesor en el cargo, hablaba del “éxito de la campaña” y se vanagloriaba de que las “fuerzas nacionales” pudieran “eliminar al grueso de los contingentes indios y a sus principales caciques”.

Roca personalmente comandó la matanza. Fueron asesinados miles de indígenas, entre ellos mujeres, ancianos y niños. Y el objetivo que perseguían lo lograron con creces, incorporando al “dominio soberano y efectivo de la Nación” una superficie territorial de 15.000 leguas, contenida entre la antigua y nueva frontera que, en ese momento, alcanzaba la margen septentrional de los ríos Negro y Neuquén. Roca, sin embargo, no quedó satisfecho con este primer avance y cuando asumió la presidencia en 1880, emprendió nuevas operaciones de exterminio.

El objetivo, nuevamente, era “limpiar la región” y para eso facultó a su ministro de Guerra, general Benjamín Victorica, a seguir matando indígenas sin miramientos. La etapa final de la cacería se desarrolló en el corazón de la Patagonia.

La heroica resistencia indígena no fue suficiente y la desproporción de fuerzas y de organización militar coadyuvaron en el resultado final. En 1883, cinco años después de que Roca iniciara su sangriento periplo, todavía vagaban por ese territorio algunas tribus rebeldes reunidas bajo el mando del cacique Sayhueque. Para acabar definitivamente con ellos, el gobernador de la Patagonia y jefe de su guarnición, general Lorenzo Wintter, emprendió otra campaña de aniquilamiento que se desarrolló entre fines de 1883 y principios de 1885. En esta campaña dieron muerte a unos 3700 indígenas combatientes y a un número alto y no determinado de integrantes de las tribus. El general Wintter, en su informe al general Roca, anunció: “Me es altamente satisfactorio y cábeme el honor de manifestar al Superior Gobierno y al país, que ha desaparecido para siempre en el sur de la República toda limitación fronteriza contra el salvaje”.

El régimen expoliador estaba eufórico por la sangre derramada. Y se refregaron las manos los terratenientes que incorporaron a sus posesiones aquellos suelos arrancados a los indígenas.

Roca y los suyos respiraron tranquilos. La oligarquía comenzó a hacer grandes negocios para ellos dejando a fuera a muchos otros, catapultando a la Argentina agrícolo-ganadera.

Y entonces fue cuando decidieron reabrir la inmigración suponiendo que los pobres de Europa iban a convertirse en una mano de obra mucho más dócil que la de los indios y gauchos indómitos.

Lamentablemente nuestros hermanos nativos sufrieron el exterminio de su cultura, y la expropiación de la tierra. Fueron aniquilados sistemáticamente.

40 años antes, San Martín trataba a los nativos de “nuestros hermanos los indios”. Pero para la Generación del 80 y para Sarmiento eran menos que las bestias cuya sangre no era necesaria economizar, “raza a la cual sentimos una profunda repulsión” según palabras de este último.

La república oligárquica fundó en el país el terrorismo de estado como práctica del genocidio a los pueblos nativos, y posteriormente a la represión de los grupos de inmigrantes europeos explotados, y a los nietos de estos últimos cien años después.

La guerra contra el salvaje se hizo sin piedad. El comandante Prado informa que a los indios que se tomaban prisioneros se los estaqueaba y torturaba atrozmente, mutilándolos o descoyuntándolos para que informaran. El general Roca escribió: “La ola de bárbaros que ha inundado por espacio de siglos las fértiles llanuras ha sido por fin destruida”. Y finalmente informará al Congreso: “El éxito mas brillante acaba de coronar esta expedición dejando así libres para siempre del dominio del indio esos vastísimos territorios que se presentan ahora llenos de deslumbradoras promesas al inmigrante y al capital extranjero.”

Para dejar en claro la mentalidad racista y egoísta de la campaña de Roca, basta leer el siguiente artículo del diario “La Prensa” del 16/10/78, que presenta el modo de pensar de la alta sociedad argentina y de los políticos del poder, y dice así: “La conquista es santa, porque el conquistador es el bien y el conquistado el mal. Siendo santa la conquista de la Pampa, carguémosle a ella los gastos que demanda, ejercitando el derecho legítimo del conquistador.

Cuando decimos que este genocidio o exterminio como quiera que se le llame tuvo como pilar la búsqueda de la conquista económica y el reparto de las tierras entre las castas dominantes, podemos citar algún párrafo histórico de Jacinto Oddone: “La ley de remate público del 3 de diciembre de 1882 otorgó 5.473.033 de hectáreas a los especuladores. Otra ley, la 1.552 llamada con el irónico nombre de “derechos posesorios” adjudicó 820.305 hectáreas a 150 propietarios. La ley de premios militares del 5 de septiembre de 1885, entregó a 541 oficiales superiores del Ejército Argentino 4.679.510 hectáreas en las actuales provincias de La Pampa, Río negro, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego. La cereza de la torta llegó en 1887: una ley especial del Congreso de la Nación premió al general Roca con otras 15.000 hectáreas. Si hacemos números tendremos este balance:

- La llamada “Conquista del Desierto” sirvió para que entre 1876 y 1903, es decir, en 27 años el estado regalase o vendiese por moneditas 41.787.023 hectáreas a 1.843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel período.
- Sesenta y siete propietarios pasaron a ser dueños de 6.062.000 hectáreas.
- Entre ellos se destacaban 24 familias “patricias” que recibieron parcelas que oscilaban entre las 200.000 hectáreas de los Luro a las 2.500.000 obtenidas por los Martínez de Hoz.
- Como señala Jacinto Oddone, la concentración de la propiedad se fue acentuando y “hacia la década del 20 en el presente siglo (el XX), concluido ya el proceso de formación de la propiedad rural, solamente cincuenta familias eran propietarias de mas de 4 millones de hectáreas en la provincia de Buenos Aires”. (Valga decir que esta es la situación hoy).

El escritor Osvaldo Bayer reconocido y homenajeado por su incansable lucha por los Derechos Humanos, citó en el cierre de la Feria del Libro en Argentina en 2006, un fragmento del Diario La Prensa del 6 de mayo de 1903, donde se criticaba la ley de residencia y afirmaba que “los hechos que son de notoriedad pública suponen que esas medidas fueron es sus manos elementos de terror, que la policía cumplió por orden de sus superiores con la arbitrariedad mas extremada, cuando se impidió el absoluto el ejercicio del hábeas corpus, garantía suprema de la libertad individual, cuando se probó que los obreros expulsados eran hombres tranquilos y laboriosos, arraigados de largos años en el país, padres de hijos argentinos y a pesar de todo se los arrancó de sus hogares y se condenó a sus familias a una espantosa miseria”. Estos son solo algunos relatos de la historia de un genocida, al cual todavía se le rinde un homenaje con el nombre de una calle.

Por todo esto creemos que se debe renombrar a la Avenida "Gral. Roca" como Avenida "Resistencia de los pueblos originarios"

Esta propuesta también intenta ser un reconocimiento a todas las comunidades originarias, masacradas sistemáticamente a través de la mal llamada "Campaña del Desierto", como así también a sus descendientes que hoy resisten desalojos, persecución y cárcel a manos del mal llamado "progreso" que traen emprendimientos privados a los territorios que habitaron durante siglos sus comunidades.

Porque son un símbolo y un ejemplo de resistencia, proponemos el nombre "Resistencia de los Pueblos Originarios".-

Algunos antecendentes en otros municipios del país:

- Concordia, en la Provincia de Entre Ríos. Por iniciativa vecinal, el Concejo Deliberante le cambió el nombre a la Avenida Costanera "Julio Argentino Roca" por el de Avenida Costanera "Pueblos Originarios".

- Pergamino, en la Provincia de Buenos Aires. Por iniciativa vecinal, el Concejo Deliberante le cambió el nombre a la Avenida principal "Julio A. Roca" a través de la ordenanaza n° 7079.

- Ingeniero Huergo, en la Provincia de Río Negro. Por iniciativa de la Agrupación Mapuche "11 de octubre", el Concejo Deliberante le cambió el nombre a la calle "Julio A. Roca" por el de "Aime Paine", para reivindicar a una artista y luchadora de la comunidad Mapuche.

- Azul, en la Provincia de Buenos Aires. El Concejo Deliberante le cambió el nombre a la calle "Rauch" por el de "Arbolito",
para reivindicar al indio Arbolito, quien vengó la muerte de sus compañeros ranqueles, masacrados por el Coronel Rauch.

Resaltamos que de aprobarse este proyecto de ordenanza, Avellaneda sería el primer municipio del conurbano bonaerense en concretar este tipo de iniciativa.

Por todo ello, las organizaciones abajo firmantes proponemos al pueblo de Avellaneda y al Concejo Deliberante el siguiente proyecto de

Ordenanza:

Artículo 1°: Desígnase con el nombre de "Resistencia de los Pueblos Originarios" a la Avenida "General Roca", cuyo tramo va desde la calle Manuel Estevez hasta la calle Debenedetti.-

Artículo 2°: Fijar como fecha real y concreta del cambio de nombre al día 11 de octubre del año de entrada en vigencia de la presente ordenanza, fijando esta fecha como acto conmemorativo.-

Artículo 3°: Dar participación activa de los actos conmemorativos para dicho cambio a toda la comunidad de Avellaneda encomendando al Poder Ejecutivo municipal, a través de la Secretaría de Cultura a una convocatoria a artístas plásticos para que realicen obras en homenaje a la resistencia de los pueblos originarios, las que serán exhibidas permanentemente en el boulevard de la flamante avenida.-

Artículo 4°: Encomendar al Poder Ejecutivo municipal, a través de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos, a proceder al cambio de las señalizaciones que correspondan.-

Artículo 5°: Queda establecido que el uso de "General Roca", "Julio A. Roca" o "Presidente Julio A. Roca" no serán utilizados como denominación de calle o avenida alguna en el ámbito municipal.-

Artículo 6°: Regístrese, etc.-

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1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Bárbaro!... ¿Qué hacemos?, ¿ un petitorio?... ¡yo firmo y junto firmas... además vivo cerca y ... da cosa el nombre