martes, 10 de noviembre de 2009

Obreros del Corralón Municipal de Avellaneda se organizan por condiciones dignas de trabajo

En el mes de Agosto del año 2007, el trabajador municipal Luis Pons tomó su guardia como sereno en el Vivero en medio de una noche lluviosa y fría. Puso a secar su ropa, improvisó un brasero, se quedó dormido por el gas del carbón y nunca más despertó. Ya había solicitado que instalen calefacción en el puesto de guardia.

Luego de la muerte de Pons, el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Avellaneda (STMA), Rubén García, comenzó un enfrentamiento –afiches incluidos- con el entonces Intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, llegándolo a comparar con el Gobernador Sobisch de la Provincia de Neuquén por la muerte del docente Fuentealba. El STMA resolvió comenzar con la retención de tareas por condiciones de trabajo dignas.

En las elecciones de octubre del mismo año, Rubén García fue candidato a Diputado Provincial en la misma lista en la que “Cacho” Álvarez se presentó para renovar la Intendencia. Ambos lograron ser electos, y el STMA dejó de lado el enfrentamiento con el Ejecutivo municipal. Los obreros del corralón continuaron con el reclamo en el lugar de trabajo y ante diferentes instancias administrativas, en medio de presiones y ofertas de mejores condiciones individuales.

Una Inspección del Ministerio de Trabajo dictaminó que el lugar no es apto para trabajar.

La aventura de trabajar y no perder la vida en el intento

Actualmente, el grupo de obreros continúa con el reclamo por mejores condiciones de trabajo, ya que creen que en esta medida está en juego su vida y la dignidad de sus familias.

“Los obreros que hacen el tomado de junta (la colocación de brea en las grietas de las calles) no tienen protección respiratoria y aspiran el humo de la brea caliente. Julio ‘el perro’ Gloria trabajó en este sector hasta que falleció, se fue descomponiendo poco a poco” comentan los obreros. “A un compañero que estaba recién operado de los testículos lo hicieron trabajar igual y el año pasado otro se cayó del techo del Teatro Roma, no se mató de milagro”.

Las horas extras como método de control social

El básico de los municipales es de $800 siendo el Municipio de Avellaneda el que otorga las horas extras. No cualquier municipal puede acceder a este beneficio. Los obreros cuentan: “Cuando hablamos con otros compañeros nos dicen que tenemos razón, pero tienen miedo que les quiten las horas extras si se prenden al reclamo.”

La inseguridad laboral

Los obreros del corralón conformaron la Agrupación Clasista “Luis Pons”, para seguir organizándose contra la inseguridad laboral sin dejar de lado la recomposición salarial, planteando mínimamente se respete el sueldo mínimo de $1527, establecido por el Consejo del Salario. Este año realizaron una misa por el segundo aniversario del fallecimiento de su compañero Luis.



Algunas de las irregularidades en el lugar de trabajo son: las instalaciones eléctricas no poseen disyuntores, no hay matafuegos, el agua no es potable, no hay enfermería en el lugar, los camiones de la Secretaría de Obras Públicas no reciben el mantenimiento adecuado llegándole a fallar los frenos y las gomas están muy gastadas.

En el barrio Villa Corina viven una cantidad importante de obreros municipales, como vecinos es natural la preocupación por su situación en el lugar de trabajo.

Contacto Agrupación Clasista “Luis Pons”
Juan Enriquez: (15) 3293-7908
E-mail: 2denov.obraspublicas(a)live.com.ar

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